Soy fiel creyente del balance perfecto, creo que para todo bien existe algo que debe estar mal y muchas veces eso termina provocando desconfianza.
Amar es un acto tan puro y bondadoso que yo preferiría equivocarme de persona y no de sentimiento. Prefiero amar a una persona equivocada a morir, a estar con alguien que no siento más que amistad porque al menos en el primer caso, sabría que dolía en igual proporción de lo que me hizo ser feliz.
Amar es tan complicado porque no es un sentimiento eterno cuando no es de sangre.
No hay un dolor más profundo que no ser amado.
Quiero tenerte enfrente mío y preguntarte porque, ¿qué cambió? ¿por qué no podemos permanecer con nuestro amor?, desearía poder tomarte de la mano y no soltarte, esperando que en algún momento las cosas vuelvan a ser como antes, pero sé que eso no está bien. No podemos forzar a los demás a amarnos porque el amor por compromiso no va más allá de la esclavitud perpetua.
Así que no voy a detenerte ni a forzarte a escogerme. De ahora en adelante tienes libre albedrío para buscar alguien que sí sea para ti y con quien sea una conexión completamente mutua.
Yo estaré feliz por ti admirando desde la distancia como obtienes lo que tú estabas buscando, con esa persona que sí se adecuó a ti. Me encargaré de no intervenir más y te aconsejaré objetivamente cuando lo necesites. Seguiremos siendo amigos y cada noche voy a pretender que mis delirios han dejado de existir. Con el tiempo, iré olvidando tus palabras que en su momento me hicieron sentir la calidez del verano, así como lo mucho que te gustaba hablarme de mis ojos, lo mucho que te emocionabas cuando un sobrenombre salía de mis labios. Admito que cuando te escuche reclamar a tu chico como tu pareja, va a dolerme, pero seré el más orgulloso de saber que algo mejor que yo te esperaba tanto como tú a él.
Solo me queda agradecerte por cada momento que pude disfrutar de tu amor, voy a olvidar todas tus palabras, pero jamás lo mucho que me hacían soñar.
Y si soy honesto, me duele mucho verte correr en dirección contraria a la mía porque por accidente te llevaste entre tus palabras un trozo de mi esencia.
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