Carta de san valentín

  Si te soy honesto ni siquiera sé cómo debería empezar con esto. Ha pasado poco más de un año con cinco meses desde que nos convertiste en un dúo dinámico y esta es la primera vez que hago una carta para ti, así que te pido ser paciente mientras organizo las ideas en mi cabeza. 

Creo que cualquier día es bueno para que las personas puedan recordarse su amor y me parecía absurdo esperar hasta una fecha en concreto para acercarte a esa amistad y decirle "te quiero", ¿por qué no puedes simplemente ir con ella, dejarte de palabras vacías y demostrarle el aprecio que le tienes? Ya sé, es hipócrita decir esto cuando a mí ni siquiera se me "da" dar abrazos a personas que significan algo para mí o que mi mal genio puede dar falsas señales de sentimientos que tal vez no tengo, pero mi punto aquí es; ¿qué tan importante puede ser san Valentín para ser celebrado con tal inmensidad? 

Resulta ser que hace muchos siglos, en Roma, el matrimonio entre jóvenes estaba prohibido por la iglesia de tal manera que llegaba a ser considerado incluso como un pecado y si me pongo en el lugar de esas personas de antes y su mentalidad creo que puedo entender su perspectiva porque incluso al día de hoy es algo que los vulgos siguen sosteniendo. 

"Los jóvenes no pueden sentir un amor genuino pues la conceptualización se vuelve inexistente cuando hay un significado vacío ante el saber del corazón. "

 Estas declaraciones se vuelven inconclusas para el sacerdote Valentín porque siguiendo la lógica de las premisas ya plasmadas, si es necesario experimentar ciertas vivencias para crear nuestras propias moralejas entonces ¿cómo podrías catalogar lo que no conoces? Al ser vez primera que tus pies recorren esa nieve ¿cuáles son las huellas que supuestamente deberías pisar? 

Tomemos como ejemplo que irás de excursión, aunque al principio no sabrás el camino por el que entras al bosque, posees diversos mapas que hasta terminar el recorrido podrás ser consciente de cuál de todos debiste usar como guía para la próxima vez que cruces por aquella arboleda empero podría crecer algún fruto justo donde debías dar vuelva a la derecha, entonces esa guía empírica queda obsoleta. Nada tiene validez pues lo único que permanece similar (no igual) será el hecho de que pisas sobre tierra en un espacio delimitado, pero incluso esta afirmación es cambiante, la terraza no será la misma y el espacio geográfico puede disminuir o aumentar con el tiempo.  

Sintetizando, el amor sale por completo de nuestro control y viene sin una guía de lo que te puede esperar. Puede ser que la primera persona a la que conoces no sea quien permanezca a tu lado, así como es igual de probable que sí lo haga y sea aquel con quien contraigas matrimonio incluso en la juventud. 

Con pensamientos como estos, el sacerdote se vuelve liberal ante los juicios de la iglesia y en secreto ayuda a los jóvenes amantes a contraer matrimonio entre ellos, acción que por obvias razones hizo molestar a los católicos quienes lo encerraron condenándolo a ser asesinado un 14 de febrero. Muere como un guerrero defensor del amor juvenil tan grande como para lograr firmar una celebración que persiste aún a la distancia entre épocas y su valentía da origen al día de los amantes. 

Eso no es todo, sino que antes de morir el sacerdote se enamora de la hija de su carcelero, Julia, quien era ciega. Cuando nuestro protagonista hizo el milagro de devolverle la vista a Julia esperó atentar contra el corazón paternal de su carcelero, pero cuando notó que su destino no aceptaba apelaciones no tuvo más remedio que acoplarse a su prematura muerte, no se puede decir que no fue recompensado de su milagro hacia la joven y hermosa chica pues ahora al menos su amada podría leer las cartas que él escribió durante sus últimos días en los que podría delirar amor. Siempre dejó en sus dedicatorias su auténtica marca "de tu Valentín" término que actualmente guardamos para referirnos a nuestro amado o a nuestro acompañante en los 14 de febrero. Valentín jamás logró casarse con Julia y tampoco recibió compasión a la hora de despedirse de la vida pero sí dejó en claro con cada anécdota que dejó plasmada en su entorno cercano que fue un asombroso enamorado y gran amigo.

Grandes cosas se han hecho por amor y el aniversario de la muerte de este personaje es una clara demostración al respecto. Pienso que ante el miedo de sufrir el mismo destino que este liberal, las personas en esta fecha dan todo lo que pueden antes de enfrentarse al desvanecimiento de su presente amor. 

Si lo pienso un poco, tienen razón. Siempre es buen momento para ser afectivos pero el miedo de lo impredecible que es el futuro hace que uno quiera tener una fecha en la que puedas ser valiente y decir todas esas cosas que no te has atrevido en un pasado o aquellos detalles que dejaste pasar porque dabas por sentado que la otra persona también los notaba, pero ¿y si nunca pudo captarlos desde tu perspectiva? ¿qué harías si fuera la última vez que puedes ser honesto con esa persona?  

Tomaré esta oportunidad y este día como excusa para mostrar mis cartas para ti siendo ignorante de como la timidez me recorre todo el cuerpo al enunciar cada palabra. 

Gracias por ser esa amistad que me frena cuando estoy a punto de caminar sobre vidrio. Por hacerme reaccionar cuando siento que mi realidad se desmorona pieza a pieza, no sabes cuanto agradezco cada día contigo. Y sé que es imposible porque jamás me detuve a enseñarte como me siento en realidad cuando estoy contigo. Llenas de tranquilidad tu alrededor, como si fueras un amuleto a la serenidad. 

Hemos tenido diferencias muy fuertes, pero soy inmensamente feliz por continuar incluso si en algún momento fue difícil. Somos jóvenes y tontos, hay cosas que digo con las que no estás de acuerdo, actúo de una manera poco afable a tu parecer y hay veces en las que no entiendo tu manera de ser. Nos hemos equivocado y déjame decirte que volveremos a hacerlo en un futuro, pero nunca será ese mismo error el que nos discorde. Me has tomado de la mano cada vez que quiero huir y me has enseñado que nada puede ser tan fuerte como para alejarme de imprevisto. Aprendí de ti que si quieres dejar a una persona necesitas algo mucho mejor que una excusa burda con la que quieras ocultar las babosas decisiones de un adolescente problemático. 

Cada momento en el que nos separamos de las clases para crear nuestro propio mundo y llenarlo de susurros, cada vez que estás dispuesta a escuchar atentamente temas que no están dentro de tus intereses, esos días en los que veo cómo te esfuerzas en aquella materia para dar lo mejor de ti y esos momentos que salimos a caminar solo con nuestra compañía mutua me hacen sentir amor por tí. Y no, antes que te asustes, no hablo de un amor romántico sino de un amor de colegas. Ese cariño inmenso que solo nosotros entendemos cómo funciona y cómo lo vivimos. 

Es asombroso como nuestro alrededor piensa en nosotros como un conjunto y cuando nos llegan a ver al uno sin el otro siempre nos preguntan si alguno de nosotros enfermó o si no fue a clase. Les parece tan cotidiano nuestra presencia en conjunto que cuando nos ven a solas les parece ajeno y la verdad, a mí también se me hace un sabor agrio en la boca cuando estás ausente. Veo a mi lado y pienso "¿por qué no vino?, ¿estará bien?, ¿necesitará algo?" y en realidad sé que tú también tienes cierta cercanía íntima conmigo porque cada vez que la estoy pasando mal, no necesito decírtelo, con solo verme ya lo sabes. Aprendimos a leernos entre líneas y ahora nuestro idioma es incomprensible para los demás. Tal vez sea por nuestro tiempo juntos o tal vez tu presencia empezó a sentirse como un hogar para mí. 

Si entre mi enredo de palabras te perdiste, entonces seré directo contigo y voy a decírtelo de la manera más genuina e inocente que conozco.

Te amo, Ennile, gracias por ser mi mejor amiga.  

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